Coches automáticos

Hasta hace relativamente poco tiempo, veíamos a los coches automáticos como algo extravagante y casi exclusivo del mercado americano. En España (y por extensión también en Europa) tan sólo encontrábamos los vehículos importados de EE.UU. o Japón, y algún modelo de gama alta de marcas punteras. Pero ahora ya contamos con modelos de “clase media” como el Seat Ibiza o el Opel Corsa que ofrecen versiones con este tipo de cambio. Si bien es imposible alcanzar el 90% del total que representa en el parque móvil norteamericano, sí que es verdad que ha aumentado la venta de los vehículos sin embrague en todos los segmentos del mercado.

Porque los coches automáticos no tienen embrague. Tan sólo cuentan con acelerador y freno, y es el propio mecanismo del cambio el que se ocupa de aumentar o disminuir la marcha sin necesidad de utilizar la palanca (tan solo tienen un dispositivo para colocar el coche en punto muerto, marcha atrás o en movimiento). Sin embargo, un automático nos costará más caro que uno que vaya accionado por cambio manual (unos mil euros de media), y también consume más combustible que estos últimos.

Palanca automática. motorafondo.net

 

A cambio, se nos ofrecen ventajas como la imposibilidad de que el automóvil se cale en las arrancadas y un mayor confort al no tener que estar pendiente de la caja de cambios. Asimismo, la pérdida de aceleración en cada subida o bajada de marcha o el teórico desaprovechamiento de toda la potencia del motor es ahora mismo inapreciable (y la recuperación es mejor que la de un coche manual). Aunque resulte obvio, no ha que dejar de señalar que no se puede desgastar el embrague, avería bastante común en los coches manuales y que supone un desembolso importante (depende de la marca y modelo, pero siempre por encima de quinientos euros).

Es por todo esto por lo que los coches automáticos son cada vez más una realidad en nuestras carreteras, y muchas personas deciden elegir estos modelos por su comodidad. Aún así, será difícil que en una sociedad bastante apegada como es la nuestra al modo de conducir manual y a la sensación que nos produce cambiar de velocidad se impongan este tipo de vehículos.

Roberto García

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