Las ITV de Europa

Este post comenzó porque me preguntaba cómo serán las condiciones para pasar la inspección técnica de vehículos fuera de nuestras fronteras; bueno, en realidad, estaba intentando averiguar si puedo pasar mi ITV en Portugal, por si sale más barato. Bueno, pues aunque hay poca información al respecto, puedo afirmar que no, que cada ITV vale para el país en el que está matriculado tu coche (en el que resides).

Si estás de vacaciones en el extranjero también vale, claro; y si te caduca la ITV española estando en otro país, puedes hacer allí una inspección, pero no será válida cuando vuelvas a tu país, y tendrás que volver a pasarla lo antes posible. No tengo ni idea de qué ocurre en los países extracomunitarios, pero vamos, que tan europeos que somos para unas cosas, pero para otras… Lo de siempre.

tüv

Un apuesto teutón posando con un wagen de fondo

Y así, buscando un poco de información, di con un brillante artículo del Diario Vasco donde reunieron alguna información acerca de cómo son las ITVs allende los Pirineos. En Francia, por ejemplo, hay muchos más talleres autorizados para hacer las inspecciones que en España, que se pasan (en general) a los cinco años y luego cada dos años. El precio, parecido al español.

Cada país europeo tiene sus peculiaridades

En Alemania, la institución encargada de las inspecciones (la prestigiosa TÜV Rheinhland) envía un inspector al taller, gasolinera u otro lugar donde tengas tu vehículo, pero son sumamente estrictos (especialmente con las emisiones de CO2), y el hecho de circular sin ITV puede conllevar sanciones de entre 15 y 75 euros. Y además cuesta unos 90 euros.

Lo que ocurre en Bélgica es más parecido al estilo español. Con pocas estaciones y personal habilitados, se crean largas colas y listas de espera, sobre todo teniendo en cuenta que las inspecciones son anuales a partir de los cuatro años. Aquí, como en Alemania, se toman muy en serio esta inspección técnica. El precio oscila entre los 30 y 40 euros.

En Inglaterra, donde hay un sistema mixto, puedes elegir entre una estación municipal o un taller privado habilitado, que son prácticamente cualquiera. La vía privada es algo más rápida, pero cada taller intentará venderte algo en cada inspección (y si no, difícil que la superes). El camino público es más lento, y si encuentran alguna deficiencia deberás acudir a un taller (como ocurre en España). Cuesta unas 60 libras.

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