Hasta ahora, siempre que recibíamos informaciones sobre accidentes de tráfico nuestra primera asociación era jóvenes y velocidad. Y es que el segmento de edad comprendido entre los 18 y los 24 años ha sido desgraciadamente el que más tasa de fallecimientos nos deparaba cada año. Pero los datos arrojados en las jornadas “Informar para prevenir” son bien distintos, y por primera vez es el grupo de mayores de 65 años aquel en el que se originan mayor número de muertos en carretera.
Parte de tópico parte de realidad, lo cierto es que eran varias las causas que explicaban el porqué de las altas cifras de fallecidos entre los jóvenes de las edades antes señaladas: la inexperiencia al volante, el habitual exceso de velocidad, en ocasiones el consumo de alcohol… Por supuesto estas razones pueden extrapolarse a otros grupos de edades, pero entre los jóvenes dichos hábitos o situaciones son más comunes. Sin embargo, durante el año 2010 fueron 400 los menores de 24 años que se dejaron la vida en las carreteras, mientras que más de 500 mayores de 65 años fallecieron en accidentes de tráfico.
La directora del Observatorio Seguridad Vial Anna Ferrer ha reconocido que estos datos han supuesto “un cambio brutal” en el perfil de los siniestros. Todo ello ha supuesto que se vuelva a plantear la posibilidad de establecer una edad máxima para la conducción, y por supuesto que se replanteen los requisitos exigidos a los conductores de más edad para ponerse a los mandos de un automóvil. Y es que en muchas ocasiones evidencian una pérdida de reflejos y de capacidad de reacción alarmante, y aún así se les sigue renovando la licencia de circulación.
Lo que está claro es que hace falta una campaña para la reducción de accidentes efectiva de verdad, porque casi mil muertos entre jóvenes y personas de la tercera edad (a los que hay que sumar los que se producen en los otros segmentos no reflejados) son una barbaridad. Mayores controles en carreteras convencionales (donde se producen la mayor parte de las víctimas) son esenciales, así como la mejora de estas calzadas. Y por supuesto, y como ya se señaló anteriormente, ser más estrictos con los requerimientos para la renovación del carné y su obtención.
Roberto García