Cualquier vehículo va perdiendo prestaciones con el paso del tiempo. Generalmente achacamos de esa pérdida al paso del tiempo, que provoca el desgaste de las piezas, pero no es el único culpable. La carbonilla del motor son los residuos sólidos que se acumulan en la cámara de combustión de cada cilindro del motor de nuestro vehículo, aunque con el paso del tiempo van más allá de ese espacio y si el mantenimiento del coche no es correcto pasan del sistema de inyección a elementos de la admisión y el escape, provocando importantes averías.
Una comparación muy gráfica sería decir que la carbonilla del motor es como el colesterol que obstruye nuestra venas, si entendemos el motor como el corazón del vehículo. De la misma forma que el colesterol nos causa enfermedades, la carbonilla hace que poco a poco el motor pierda prestaciones, y también es menos potente. Tiene otros efectos como el aumento del consumo de combustible, tanto en vehículos diésel como en gasolina, un aumento del humo negro o averías que pueden resultar muy costosas de reparar.
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Averías causadas por la carbonilla del motor
La obstrucción de la válvula EGR es la avería más habitual provocada por el exceso de carbonilla, ya que es la parte del motor más cercana al punto de combustión donde se generan estos residuos. A pesar de todo, es de las más económicas de reparar ya que por unos 350€ la podemos solucionar. La cosa es bastante más cara cuando nos encontramos averías en el turbo, los asientos de válvulas, las bujías, las sondas o el FAP. Un FAP tapado te puede salir por 1.200€, precio similar al de reparar las válvulas o los pistones carbonizados, el turbo se puede ir a los 2.000€.
Pero más allá de estas averías, si no tomas las medidas necesarias frente a la carbonilla del motor tendrás problemas para pasar la ITV. Cuestiones como el humo negro o las emisiones de dióxido de carbono, a unos niveles muy altos, impedirán que tu vehículo pasa la inspección, obteniendo una ITV desfavorable que te obligará a solucionar los problemas con la carbonilla, reparar las piezas dañadas y pasar de nuevo la inspección. La carbonilla saldrá por el tubo de escape al acelerar, suspendiendo la prueba de humos, así que antes deberías solucionar esta cuestión.
Cómo eliminar la carbonilla del motor
Tenemos varios trucos para limpiar la carbonilla del motor. Uno de los más utilizados era el de dar grandes acelerones, especialmente si estamos acostumbrados a circular por ciudad, pero es una estrategia que puede ser muy efectiva a corto plazo pero con sus efectos perjudiciales para el motor y el resto de componentes mecánicos del vehículo. Otra opción es limpiarla con productos los químicos que se introducen con máquinas, aunque se trata de elementos corrosivos que pueden dañar el circuito motor -además del medio ambiente-, por lo que no son muy recomendables.
Si eres un manitas y tienes tiempo puedes desmontar los elementos dañados y limpiarlos a mano o con una máquina de ultrasonidos. El resultado es muy bueno, pero implica que necesitamos muchas horas para desmontar y volver a montar cada pieza del motor, limpiar las que están sucias y ser capaces de volver a montarlo. Aquí tenemos la opción de que llevar el coche al taller para que limpien a mano las piezas dañadas, pero además de prescindir del vehículo durante bastante tiempo es caro.
Finalmente tenemos las máquinas de gas OxiHidrógeno, probablemente la mejor solución que podemos encontrar. Con el motor del vehículo en marcha, se introduce el gas por los circuitos de admisión, lo que permite desincrustar la carbonilla, que acaba expulsada por el tubo de escape. El proceso dura una hora. Soluciones como las máquinas aspiradoras especiales para la carbonilla o aerosoles que acaban con ella siempre son alternativas que deberíamos tener sobre la mesa.
Consejos para evitar la carbonilla del motor
Más allá de limpiar la carbonilla antes de pasar la ITV para no tener problemas en superarla, hay que tener en cuenta una serie de consejos de mantenimiento para evitar que la carbonilla nos cause una avería. Por ejemplo, evita circular a bajas revoluciones, lo que reduce la vida útil del motor y acelera la generación de carbonilla. Lo ideal es circular entre 1.700 y 1.800 rpm en diésel y a unas 2.500 rpm en motores gasolina. La carbonilla se genera especialmente en vías urbanas, desahoga el coche si lo utilizas generalmente en ciudad.
Otro truco para reducir sus efectos es reducir puntualmente una marcha en trayectos largos, de forma que aumente el régimen motor. De esta forma consigues limpiar parte de la carbonilla que ya tienes acumulada en las vías del vehículo y evitas que se acumule más. Eso sí, es algo esporádico y solo en viajes largos, volviendo rápidamente a los márgenes que hemos visto. Por último, cada unos 20.000 km. deberíamos descarbonizar el coche para limpiar toda la carbonilla acumulada.