Muchos de los conductores noveles a los que les llega el momento de levar su coche a la ITV, o inspección técnica de vehículos, se sienten en un apuro, puesto que de la revisión sólo saben que existe y que han de pasarla en una fecha equis. Algunos, con suerte, sabrán dónde está la estación.
Vamos pues, a tratar de elaborar una “microguía” para que todos sepamos qué va a ocurrir dentro de esa nave grande sobre cuya entrada hay un cartel azul y blanco con las siglas ITV. Comenzamos por la llegada a la estación.
Aparcamos. Entramos a la oficina donde amablemente -por norma general- nos solicitarán la documentación del coche: tarjeta de inspección técnica de vehículos y permiso de circulación. Nada más. Tendremos que dar nuestros datos para que queden registrados y, de aquí en adelante, el trabajo corresponde a los técnicos.
De menor a mayor complejidad técnica
Los puntos de nuestro coche que se revisarán quedan recogidos en el “Manual de Procedimiento de Inspecciones de las Estaciones de ITV”, editado por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio. El manual ordena que se revisen los siguientes puntos:
Para empezar se supervisan los elementos de identificación tales como matrícula y número de bastidor, que se cotejan con la documentación aportada. Aún no se requieren demasiados conocimientos de mecánica para el siguiente paso: ver el estado de conservación del coche por fuera (chapa, limpias, cristales…) y por dentro (asientos, cinturones…).
Seguridad, ante todo
Ya nos ponemos un poco más técnicos, revisando la señalización y el alumbrado. Esto es, los intermitentes y las luces, tanto en cuanto al funcionamiento como al correcto reglaje. Y si las luces e intermitentes son elementos básicos de la seguridad qué decir de los frenos, cuya eficiencia, equilibrado y circuito se comprueban a conciencia.
Se revisan también la dirección y la suspensión y se comienza con la “inspección en foso”: se sitúa el coche en el foso, donde se simulan las condiciones de conducción, de modo que se puede observar si existen roturas, holguras o cualquier otro defecto en los ejes, dirección, frenos, trasmisión, bastidor, suspensión o neumáticos.
Seguros y limpios
Una última prueba es la de la emisión de gases contaminantes, de modo que se asegura que el coche no supera las cantidades que establecen las directivas europeas. La cantidad de contaminantes que se permiten para el coche se calcula en función del tipo de combustible.
El último de los pasos de la ITV es aquél que se refiere a la entrega del resultado de la inspección, mediante un informe en el que aparecerán las deficiencias (si es que existen) y su calificación.