El que no corre, vuela y el más tonto, en ese país, fabrica relojes de cuco. Y más en tiempos difíciles, con media España en el paro y sus hijos reclamando comida. Es por eso que los buscavidas y los estafadores menudean en el que siempre ha sido un país de pícaros.
Precisamente, estos días se cumple un año desde que saliera a la luz una estafa que las fuerzas de seguridad destaparon. Los estafadores se aprovechan a partes iguales de la buena voluntad y de la avaricia –según sea el caso- de sus víctimas.
Situémonos: Badajoz, septiembre de 2011, un individuo que se hace pasar por mecánico de la ITV llega y se dedica a emitir tarjetas con el sello legal a cincuenta euros la unidad. Cuando la Guardia Civil detecta una serie de tarjetas irregulares de varios vecinos de la ciudad, se destapa el fraude.
No existe el crimen perfecto
Al introducir los datos del vehículo en la base de datos, el resultado es que éste no ha pasado ningún tipo de inspección técnica, por muy legal que sea el sello que consta en la tarjeta o muy auténticas que resulten las pegatinas. El resultado: el falso mecánico detenido y los afectados, con cincuenta euros de menos y la ITV pendiente.
El sello con el que el mecánico cuñaba las tarjetas era uno que se había robado, junto con otros efectos de la estación móvil de ITV en la localidad de Azuaga. El delincuente ofrecía a sus víctimas pasar la inspección desplazándose él mismo a sus domicilios. A no contar con equipos específicos, realizaba una inspección básica de luces, líquidos, neumáticos, luces y poco más. Firma. Sello. Cincuenta euros.
Siempre falta algo
Pero el delincuente cometió –como todos- un fallo: al no disponer de él, no podía entregar el informe de la inspección ni el recibo del pago de las tasas, documentos ambos que debe conservar el conductor para mostrárselos, si así se lo requiere, a la Guardia Civil de Tráfico. Así, ya desde muy pronto se detectaron tres casos, todos ellos en Badajoz y pedanías aledañas.
Desde la Guardia Civil se recuerda que, atendiendo al Real Decreto 2042/1994, por el que se regula la Inspección Técnica de Vehículos, debe conservarse el último informe de inspección y «exhibirlo a requerimiento de los agentes de la vigilancia del trafico que lo soliciten».
Y, desde estas líneas, recordamos que nadie regala nada y que debemos permanecer atentos y llevar nuestro vehículo sólo a estaciones de confianza.