Uno de los principales elementos que se tienen en cuenta a la hora de proyectar una carretera (ya sea una autovía, una carretera autonómica o la ampliación de una calzada urbana) es su seguridad. Y la señalización juega un papel importante para garantizar esa confianza. Gracias a esos símbolos que cada día vemos en nuestras carreteras se evitan accidentes y se cumplen las normas básicas de seguridad vial. Pero su rol de ayuda a veces se puede convertir en poco menos que un estorbo debido a varios motivos. Vamos a tratar de analizar cuál es el estado de la señalización en nuestras carreteras.
La visibilidad de estos elementos es una de las cualidades que más se tienen en cuenta a la hora de diseñarlos. La incorporación de nuevos materiales reflectantes en las señales ayuda enormemente a su efectividad, ya que los conductores las perciben desde mucha mayor distancia en cualquier situación. Asimismo, en tramos de obras, curvas peligrosas o trayectos de especial dificultad ya se utilizan pequeñas luces parpadeantes para que la captación de la señal en cuestión se haga con más certeza. Sin embargo, no todas las señales cuentan con esa capacidad de visibilidad ya que el tiempo de vida estimado para las láminas reflectantes es de siete años, y más de la mitad de nuestras señales verticales ha superado esa edad, por lo que se hace necesaria una actualización o sustitución de las mismas.
Es fundamental también el trabajo para la correcta interpretación de todos los símbolos que aparecen en las distintas señales que nos podemos encontrar. Actualmente hay más de 230 modelos diferentes en vigor, y probablemente muchos conductores desconocen el significado de buena parte de ellos. Y es que ciertamente hay muchos de estos signos que podrían ser considerados cuanto menos de “extraños”, ya que en ocasiones el dibujo no se corresponde con aquello que intenta representar. Cierto es que la frecuencia con la que vemos algunas de estas señales es escasa, pero también es una realidad que si los conductores se las encuentran no saben cómo actuar ante uno de estos símbolos y pueden provocar su confusión y por lo tanto una disminución de la atención al volante, aumentando la posibilidad de accidente. Igualmente, en ocasiones nos podemos encontrar con señales que ni siquiera aparecen en los manuales, provocando aún mayor desconcierto. Según un estudio del RACC, la señal más desconocida por los europeos es la de “estacionamiento prohibido los días pares”.
Pero no sólo es importante que conozcamos el significado de la señal, también lo es que estén colocadas correctamente para que las podamos interpretar de manera eficaz. Son muchas las revistas de motor, programas de televisión… que piden a los ciudadanos fotografías de señales absurdas o contradictorias, y lo cierto es que no son pocos los ejemplos. Desde una señal de dirección prohibida justo encima de otra de sentido único hasta señales de stop en mitad de una carretera sin desvíos, son muchas las ocasiones en las que nos encontramos ante situaciones de este tipo, y ciertamente son un peligro para los usuarios de la vía. Igualmente, colocar muchas señales juntas (aunque todas tengan sentido) reduce la efectividad de todas ellas dado que el conductor debe asimilar demasiada información en muy poco tiempo, provocando que muy probablemente omita alguna de ellas de manera subconsciente. Suele ocurrir que en tramos en los que se han realizado obras de manera reciente se mantengan señales de desvíos provisionales etc. cuando ya carecen de sentido.
Actualmente existen varias campañas (entre ellas la de “Ponle Freno”, impulsada desde Antena 3) para denunciar las señales en mal estado. Y es que los problemas no afectan sólo a la reflectación, sino que muchas de ellas están oxidadas, han perdido el color o el disco simplemente ha desaparecido. En otras ocasiones elementos naturales como la vegetación obstaculizan por completo la visibilidad de una señal sin que nadie haga nada por remediarlo. Y por supuesto, al no ser visible es como si esta no existiera. También generan problemas las señales horizontales (las que están pintadas sobre el asfalto) bien porque apenas son visibles debido a su deterioro, o bien porque ya no se usan y no han sido borradas completamente, causando que el conductor no sepa a qué atenerse (aunque el código de circulación informa que siempre prevalece la señal vertical).
Probablemente sea necesaria una inspección a fondo del sistema de señalización en todos los sentidos. Porque no sólo es necesario el mantenimiento (que lo es), sino que también empieza a ser pertinente una revisión de la simbología. Como ya indicábamos al principio, algunas de estas señales son prácticamente indescifrables, y lo lógico sería que éstas ayudaran al conductor y no le perjudicaran. La utilización de tipografía en alguna de las advertencias sería recomendable, sobre todo en aquellos casos en los que es imposible representar gráficamente aquello a lo que se quiere hacer referencia. Aún así, hay que ser cuidados con la utilización de caracteres escritos dado que su abuso puede inducir a la confusión. Ejemplos como la señalización de las rotondas (en las que nos encontramos infinidad de destinos y explicaciones en un trayecto muy corto) o de algunos desvíos en las autovías provocan que nuestros sentidos se acentúen sobre las indicaciones y por lo tanto que dejemos de prestar atención a la carretera.
Por supuesto es deber cívico de cada uno respetar la señalización sea visible o no, ya que puede suceder que pese a que conozcamos perfectamente la existencia de una señal nos “excusamos” en que no la advertimos para ignorarla. Y en algunos casos son los propios usuarios los que se encargan de efectuar desperfectos en las mismas. En ocasiones involuntariamente, como consecuencia de un accidente, o en muchos otros de manera premeditada como “venganza” por una multa o por mero gamberrismo. El problema que se origina no sólo es el coste que supone sustituir la señal, sino que durante el tiempo que el cruce, intersección… no está bien advertido (muchas veces excesivo) el peligro de accidente aumenta.
Nadie duda por lo tanto de lo imprescindible de la señalización en las vías públicas. Pero siempre y cuando sea una señalización correcta y efectiva. El abuso de advertencias es habitual en muchas carreteras, y eso puede ser tan perjudicial como la ausencia absoluta de las mismas. Igualmente hay que realizar una adecuación de las señales ya existentes dado que, como ya indicamos, buena parte de ellas no cumplen su función debido a su deterioro o a las condiciones del entorno. Y es que si no queremos que dejen de tener debemos poner todos de nuestra parte para evitarlo.