LOS DIFERENCIALES AUTOBLOCANTES

Para todos los que no somos mecánicos ni tenemos la menor idea de tecnología, existen multitud de lugares, libros y páginas web en los que se explica de un modo ameno y sencillo los fundamentos básicos de tecnología del automóvil. En general, no suele haber grandes dificultades para entender los conceptos. Pero sí que hay un tema especialmente espeso y de difícil comprensión. De hecho, muchos mecánicos con los que he hablado y a los que les he consultado mis dudas, me han terminado por confesar que era la parte que más árida se les hacía. El propósito de este artículo es añadir algo de luz al difícil mundo de los diferenciales.

Partimos de la base de que en una curva las ruedas de un eje no recorren la misma distancia, siendo siempre mayor la que describe la rueda exterior. Esto implica que las ruedas deben rodar a distintas velocidades para que las vueltas de más de la exterior las de la interior de menos. El diferencial es la pieza que se encarga de esa función de compensación de la diferencia de metros que recorren las exteriores y las interiores. El mecanismo que logra compensar este efecto está compuesto por una serie de engranajes satélites y planetarios que hacen que las ruedas de un mismo eje giren a distintas velocidades.

No obstante, los diferenciales tienen un defecto incómodo y desgradable. Cuando pierde adherencia una rueda motriz automáticamente absorve toda la energía del motor, debido a que envía mayor potencia a la que menos fuerza opone. Pensemos en un coche de tracción delantera en el que una rueda está patinando o al aire y la otra tiene buen agarre. Pues en este caso el vehículo se quedará clavado y no avanzará debido a que todo la tracción del motor se envía a la rueda que patina, mientras que la que tiene adherencia carece de fuerza.

Para evitarlo se han diseñado los diferenciales autoblocantes electrónicos y los diferenciales autoblocantes mecánicos. Como la intención de este artículo es divulgativa, voy a tratar de explicar los dos sistemas de un modo somero y lo más libre de tecnicismos que sea posible.

Los diferenciales autoblocantes electrónicos son muy sencillos y basan su funcionamiento en detectar mediante los sensores del ABS cuál es la rueda que patina frenándola con la intención de «simular» más adherencia. De este modo, la otra rueda que sí que tiene tracción, recibirá fuerza del motor y el automóvil podrá avanzar.

Foto: www.clubautoslocos.com

En cambio, los diferenciales autoblocantes mecánicos son algo más complejos. En principio funcionan como un diferencial convencional hasta que se detecta diferencia de giro entre una y otra rueda. En ese momento, se aplica mediante un muelle una presión que ejerce un mayor rozamiento interno en el semieje que patina para compensar la diferencia. Una vez que las condiciones de giro son idénticas, se deja de aplicar presión y el diferencial vuelve a funcionar libremente.

Cada vez se está extendiendo más el sistema electrónico que aporta menor peso al coche y permite mejores niveles de tracción en nieve o hielo, así como al salir de una curva, evitando el subviraje mientras se acelera. La tendencia de los vehículos modernos es relegar el diferencial autoblocante mecánico, siendo sustituido por el electrónico.

Ricardo Botín

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