Mediadores para los accidentes de tráfico

La figura del mediador para los casos de accidente de tráfico cobra fuerza para un futuro cercano.

A nivel jurídico la mediación se describe como un mecanismo de resolución de conflictos por parte de un tercero imparcial facilitando la comunicación por ambas partes.

El mediador es una figura extrajudicial que actualmente ya esta siendo utilizada en situaciones en el que los delitos son menos graves o los casos en el que los infractores recae en menores. La conciliación , el arreglo y el acuerdo son las bases firmes para un desenlace positivo.

La propuesta de este tercero por parte de la Fiscalía General del Estado, supone acercar un sentido más humano y sensible a los trámites que se suceden en el momento de un accidente de tráfico con víctimas mortales o lesiones graves. Las condiciones dramáticas que supone un siniestro mortal obliga a extremar la delicadeza de la gestión del mismo.

Apostar por la humanidad  es un gran acierto, ya que la resolución de estos conflictos en donde la carga sentimental y afectiva es de alto grado se mueve entre fríos acuerdos de compañías de seguros y de abogados; tanto víctimas como infractores se mueven en un plano que carece del mínimo cuidado y atención necesaria para tratar casos severos de tinte trágico.

Este programa de mediación  podrá llevarse a cabo previo consentimiento de ambas partes, a partir de este punto la figura del mediador será puente de unión de las necesidades que demanden las personas implicadas en estas situaciones ofreciéndoles un marco de comunicación y ayuda tratando de amortiguar la dureza que se le supone a una traumática experiencia durante el áspero camino judicial.

Para empezar se esta evaluando lanzar un plan piloto de esta medida y una vez observado los resultados generalizar la propuesta.

Propuestas de este tipo son una apoyo verdadero y serio para la otra cara que prevalece después de un accidente de tráfico; no repara daños físicos ni lamentables perdidas pero logrará suavizar un contexto doloroso y tristemente habitual en los juzgados españoles.

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