Nuevos radares de tramo: ya no vale eso de frenar al verlos

El martes 1 de febrero de 2011 comenzaron a multar los primeros radares de tramo colocados en las carreteras españolas. Si bien en diciembre de 2010 dichos radares ya estaban en funcionamiento, ha sido desde el primero de febrero cuando sus sanciones han empezado a ser efectivas.

Hasta esa fecha, los conductores que sobrepasaban los límites de velocidad en aquellos puntos en los que había un radar de este tipo, eran notificados de la infracción mediante una carta enviada a su domicilio, aunque esta tenía un carácter meramente informativo. A partir de ahora todos aquellos que excedan el límite de velocidad establecido en el túnel de Guadarrama (AP-6) entre Madrid y Segovia sentido A Coruña y en el túnel de Torrox (AP-7) en Málaga (sentido Barcelona) serán castigados con sanciones de hasta 600 euros y la pérdida de seis puntos del carné según la gravedad del delito.

 

Nuevos radares de tramo en A Coruña, Alicante, León y Madrid

Estos dos radares han sido los primeros en entrar en funcionamiento (el de Guadarrama comenzó a hacerlo el ya mencionado uno de febrero, mientras que el de Torrox empezó a hacerlo el primer día marzo), pero el Ministro de Interior Alfredo Pérez Rubalcaba ya ha informado que a lo largo de este año se instalarán cuatro nuevos radares de tramo (junto con otros cien radares “normales”) en distintos puntos del país. Las carreteras elegidas para situarlos son la AP-66 a la altura de Barrios de Luna (León), los túneles del Pardo en Madrid en la carretera M-40, la AP-9 a su paso por Sartego (A Coruña) y la A-7 en San Juan, provincia de Alicante. Asimismo, la Dirección de Tráfico del Gobierno Vasco estrenó el pasado 23 de marzo un radar de tramo colocado en la N-I entre Ordizia e Irura, aunque con algunas peculiaridades. El tramo en cuestión tiene diecinueve kilómetros de largo (el más largo de España con mucha diferencia, ya que el de Guadarrama tiene una distancia de tres kilómetros y medio y el de Torrox apenas alcanza el kilómetro), y no se sitúa en un túnel, sino que se encuentra en superficie; igualmente, la medida se ha tomado para evitar accidentes en ese recorrido, ya que se trata de un punto negro de nuestras carreteras. Por ello, la intención es que esté en ese intervalo durante un año y luego trasladarlo a otro de los 26 puntos conflictivos de las carreteras vascas detectados por Tráfico. No obstante, no empezará a multar hasta el mes de junio.

Radares con cámaras infrarrojas mucho más sofisticadas

Pese a que utilicemos el término “radar” para referirnos a ellos, lo cierto es que estos dispositivos no utilizan el mismo mecanismo del que disponen los que ahora conocemos. Los nuevos aparatos no utilizan cinemómetros para medir la velocidad en un punto ni sacan fotografías de los vehículos, sino que a través de dos cámaras infrarrojas (similares a las utilizadas en los semáforos) situadas en los extremos del tramo captura la matrícula de cada vehículo y calcula la velocidad media a la que se ha efectuado el recorrido. Si se ha superado el límite establecido para la vía, se efectuará una fotografía que será enviada al Centro de Gestión de Denuncias Automatizadas de León. De nada sirve cambiarse de carril, ya que recordemos que lo que dichas cámaras captan es la matrícula y su arco de acción ocupa toda la calzada. No obstante, sí existe la posibilidad de exceder el máximo de velocidad en parte del tramo y luego realizar la otra parte a una velocidad mucho más baja, pero es realmente una opción poco aconsejable, ya que es más complicado calcular la media empleada que obedecer el límite impuesto para la vía.

Desde el 22 de diciembre y el mes de enero, intervalo de tiempo en el que estos radares estuvieron funcionando en pruebas, se controlaron 100.000 vehículos en el tramo situado en Torrox, sobrepasando el límite de velocidad 1.800 conductores (un 1,8% del tráfico registrado). En el situado en el túnel de Guadarrama, el control se realizó a 140.000 vehículos, infringiendo la norma un número muy inferior de vehículos, 273, siendo el porcentaje de “multados” un 0,2%. No estamos por tanto ante un número muy elevado de infracciones. Hay que recordar que sigue existiendo la obligación por parte de la DGT de informar de su colocación, aunque no tienen porqué indicar de qué tipo de radar se trata. Cabe reseñar que el radar de tramo situado en Euskadi (y al que se hizo antes mención), sí informa mediante una señal el tipo de radar que nos vamos a encontrar. Al no tratarse de radares al uso, los dispositivos utilizados no pueden ser neutralizados con ondas antirradar, así como tampoco pueden ser detectados por los antirradares actuales. Están equipados para resistir actos vandálicos y no permiten el margen de error del 10% con el que cuentan los aparatos utilizados hasta ahora.

 

Pese a que aún es pronto para conocer su efectividad, lo cierto es que ya se está planeando la colocación de más radares de este tipo por toda la geografía española. Sin ir más lejos, el pasado 6 de abril el director del Servei Català de Trànsit, Joan Aregio, anunciaba que a lo largo del año 2012 se instalarán 15 radares de tramo en carreteras de Catalunya, aunque sin especificar su ubicación final. Afirmó que servirían para evitar los frenazos que se producen con los radares fijos al conocer su ubicación, y que los mismos se colocarían no solo en túneles, sino en trayectos en los que por sus características sea posible su instalación, es decir, tramos donde no existan salidas o desvíos y el límite de velocidad no sufra alteraciones.

Aún es pronto para juzgar la medida, ya que apenas tiene cuatro meses de vida y sólo dos meses de funcionamiento efectivo. A priori su resultado será un control más “real” de la velocidad, ya que no existe la posibilidad de frenar justo antes del aparato, cosa que si sucede cuando vemos la caja de los radares fijos. La principal desventaja ante la que se encuentran los radares de tramo es la imposibilidad de situarlos en trayectos relativamente largos, ya que al no poder controlar tramos con desvíos o incorporaciones su radio de colocación se ve muy limitado.

Por otra parte, su precio es muy elevado con respecto a los radares fijos, (el precio de cada uno ronda los 500.000 euros, muy por encima de los 60.000 que cuesta cada radar fijo). Asimismo, y pese a que como ya se indicó hay un control más exhaustivo de la velocidad, al estar señalados no cuenta con el efecto sorpresa de los radares móviles, por lo que será relativamente fácil adaptarse a la velocidad en ese tramo y luego volver a sobrepasarla. Será por tanto el tiempo y el porcentaje de multas y accidentes el que determine la efectividad de este nuevo sistema.

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Una respuesta a “Nuevos radares de tramo: ya no vale eso de frenar al verlos”

  1. José dice:

    Su afan única y exclusivamente es la recaudación.