Lo cierto es que son usuarios de la vía. También es verdad que son vehículos de transporte de viajeros. Pero… ¿Una ITV a las calesas? Pues así es: ante la llegada de la primavera y, con ella, la proximidad de las fechas en las que los turistas van a desfilar en masa por la isla y por la ciudad, los coches de caballos pasan su ITV anual.
Cada año, unos días antes del cambio de estación, coches, caballos y propietarios han de pasarse por las dependencias de la Policía Local mallorquina. Son 27 las calesas con licencia que han de acercarse anualmente por la avenida de Sant Ferrán para este examen obligatorio.
La revisión en sí, se lleva a cabo a lo largo de dos jornadas y afecta, en la parte mecánica, a los agentes del orden, mientras que los veterinarios son quienes se encargan de asegurarse de que la salud de los caballos es óptima para desempeñar su trabajo.
Un examen muy completo
El veterinario debe encargarse de examinar al animal por si éste presentara enfermedades, parásitos o defectos físicos Asimismo, observará cómo se mueve y camina para asegurarse de que lo haga correctamente. También se segura de que el caballo haya recibido un correcta alimentación y aseo.
Uno de los elementos que es más frecuente que se incumpla (llamémoslo defecto, si lo preferimos) según refiere el departamento de movilidad de la capital balear, tiene que ver con las herraduras. Y es que la norma municipal exige que sean de goma en lugar de ser de hierro. El motivo es que el caballo camina sobre pavimento, en lugar de hacerlo sobre un suelo más blando y de mejor agarre. De este modo, no sólo daña el suelo, sino que el animal puede lastimarse mucho más fácilmente.
Puntos importantes
Además de comprobar el estado de salud y el cuidado del animal, la sección montada de la Policía Local de Palma comprueba, a través de sus agentes especializados, que la estructura del carruaje sea segura, esté limpia y resulte cómoda para los usuarios. Del mismo modo, se revisan otros elementos como son las ruedas, las luces de señalización o los frenos.
Finalmente, las fuerzas del orden se aseguran de que los dueños de las calesas cumplen los requisitos en lo que se refiere a cuestiones administrativas. De este modo, han de tener y llevar con ellos la licencia, la cartilla sanitaria del caballo y un libro de reclamaciones. Obviamente, no puede faltarles el seguro en vigor.
En caso de que las calesas no superen la primera prueba, al igual que os vehículos a motor, tendrán una segunda oportunidad. En su caso, en una semana.