En los últimos meses cada vez más hemos podido leer noticias relativas a accidentes en los que se vieron involucrados vehículos que no tenían la ITV pasada o que les habían detectado deficiencias que no habían subsanado.
El análisis que desde Semana Santa viene haciendo la DGT ha sacado a la luz que el 6’2% de los vehículos controlados no tenían la revisión en regla.
Eso hace preguntarnos cuántos vehículos andarán por ahí en malas condiciones para la seguridad vial.
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Buen conductor + coche defectuoso = accidente
Porque nunca hay que olvidarnos que por muy buenos conductores que seamos, si conducimos un vehículos con deficiencias, por muy pequeñas que nos parezcan, podemos causar un grave accidente.
Además, con la crisis, la renovación de nuestro parque automovilístico se ha reducido drásticamente, por lo que muchos de los vehículos que circulan por las vías tienen una media de unos 10 años.
Sistemas de seguridad no actualizados
Y esto nos lleva a plantearnos que por muy buenas condiciones en que estén conservados, en estos diez años se han incorporado numerosos sistemas de seguridad que esos vehículos no disponen.
Sobre todo, el novedoso sistema de estabilización ESP que permite seguir manteniendo el control de dirección durante una frenada brusca.
Las distracciones son caldo de accidentes
Según datos del Real Automóvil Club de España (RACE) las distracciones son la causa de la mitad de los accidentes en nuestras carreteras.
Cinco son las que más se citan en los informes de siniestrabilidad: utilizar el móvil, soltar el volante para coger o manipular algo, quitar la vista de la carretera, preocupaciones personales y atender a los niños.
Viajar con niños
Si vas a viajar con niños y no va a haber ningún adulto sentado en la parte de atrás con ellos que pueda ocuparse, debes planificar lo que van a necesitar y dejárselo a su alcance.
No debes estar mirando cada dos por tres por el espejo retrovisor y, desde luego, no girarse en ningún momento.
Darle vueltas y más vueltas
Aunque en estos tiempos tan duros es difícil, hay que procurar no ir dándole vueltas a los problemas mientras vamos conduciendo.
Es muy fácil «perderse» en las preocupaciones y darnos cuenta tarde de algún peligro en la carretera.
Soltar el volante
Las manos en el volante son otra de las recomendaciones que menos se siguen. Manipulamos la radio, el navegador o el móvil pensando que llevamos el control del vehículo con la otra mano.
Pero el problema se agrava ya que al estar menos atentos aumentamos el tiempo de respuesta.
Hablar y chatear sin parar en el arcén
Hablar por el móvil se ha vuelto una costumbre muy arraigada, pero si se combina con estar agarrándolo con una mano por no disponer de un manos libres puede ser una fuente de problemas.
Lo que sí es arriesgar la vida es ir chateando, porque para ello necesitamos quitar una mano del volante e ir mirando las teclas.
Nuestra atención fija en la conducción
Y esto nos lleva a la última distracción: apartar la mirada de la carretera. ¿Cuántas veces habremos visto que se forma una caravana porque los conductores se paran a mirar un accidente?
Esta conducta, aparte de morbosa, es una de las causas de un nuevo accidente con el coche de delante, al que no hemos podido ver frenar.