Cuando vamos al volante, tenemos claro que el cuidado de todos los elementos de nuestro vehículo es fundamental para la seguridad. Comprobar la temperatura del motor, fijarnos en la presión de las ruedas… Son cosas sencillas y sin embargo imprescindibles para afrontar un desplazamiento con garantías. No están fácil por el contrario saber cuándo se deben sustituir los elementos que conforman el sistema de frenado, y no es ningún secreto que su correcto funcionamiento es de vital importancia.
Una gran parte de los conductores desconoce en qué estado se encuentran los frenos de su coche. La mayoría sólo les presta atención cuando llega un momento en el que estos comienzan a chirriar o el tacto del pedal se hace diferente.
Y lo cierto es que estos “síntomas” se producen cuando el deterioro de los discos, latiguillos… es ya más que notable, pudiendo haber estado expuesto a situaciones de peligro y haciéndose inevitable la sustitución de los mismos.
Es muy recomendable que el propio conductor realice chequeos periódicos a todos estos elementos: comprobar si pierde líquido de frenos, si los discos o pastillas tienen grietas etc. Aparte de la posibilidad de realizar nosotros mismos dichos análisis, existen revisiones específicas para que sean expertos los que nos indiquen su estado. No hay un kilometraje exacto a partir del cual se deba hacer dicha revisión, ya que varía según lo que ese le exija a los frenos. Los coches más pesados y aquellos que hacen trayectos urbanos requerirán una revisión cada menos tiempo, aunque con hacerlo a partir de los 20.000 km. es suficiente.
Pero no solo se trata de mirar de vez en cuando el estado de los frenos, sino como se indicó al principio, de cuidarlos. Una conducción suave y sin acelerones implica que deberemos presionar el pedal un menor número de veces (aparte de que ello nos permite ahorrar en combustible) y, aunque parezca una obviedad, respetar los límites de velocidad nos evitará los frenazos y las multas. Y dado que a los motivos de seguridad se le añaden motivos económicos (cambiar los discos de freno cuesta en torno a 150 euros), debemos concienciarnos de que tener siempre a punto los frenos de nuestro coche debe ser una prioridad.