Decir que las leyes repercuten sobre las personas es tan obvio como decir que el legislador hace su trabajo sobre situaciones que, en muchos casos, le son ajenas. Y que no siempre es, por esto mismo, capaz de atinar con la ley más justa. Una prueba de ambos casos son los testimonios que recoge el periódico “La Verdad de Murcia” con respecto a diferentes afectados por las ITV irregulares a la “Chopper” de importación.
Uno de los mencionados ejemplos es el que conocemos a través de Pedro Muñoz, un motero que adquiría su cabalgadura en 2009. Quería que la moto fuera una Yamaha Venture de 1.300 centímetros cúbicos. Una moto que no se venda más que en Canadá y Estados Unidos y que obtuvo a través de un establecimiento especializado de la capital murciana, desde el que solicitó su importación.
Dos años más tarde, la Guardia Civil de Alhama –en Murcia- se presenta en su casa para citarlo a él y a su moto en el cuartel. Allí, los representantes de la ley le piden en depósito la documentación del vehículo “asegurándome –dice Pedro- que si me negaba, se quedarían con el vehículo”.
318 expedientes
De esta forma, el conductor se convertía en uno de los 318 expedientes que el grupo GIAT de la Guardia Civil ha aportado al Juzgado de Instrucción número 3 de Murcia, instructor en esta región de “Caso de las Harley 1HD” y otras motocicletas similares que no tienen la homologación europea.
Desde ese momento, la Yamaha de Pedro continúa aparcada en su garaje, ya que no puede salir a la carretera sin la correspondiente documentación y, para volver a sacar su motocicleta, ha de pasar una homologación individualizada, tal como fija el auto del juzgado.
“¿Por qué vamos a pagar nosotros?
El propio motero se niega a ello: “Ahora nos piden una unitaria para poder sacar la moto y son más de 800 euros. No lo entiendo, yo pagué por una moto legal con sus papeles”. Más aun: asevera que pasó la ITV y “¿Por qué vamos a pagar nosotros, si Industria y la ITV de Alcantarilla son los que hicieron las cosas mal?” Muñoz asegura también que “cuando se dicte sentencia, seremos muchos los que pediremos daños y perjuicios”.
El malestar de este motero es lógico, habida cuenta de que se gastó una importante cantidad de dinero en un sueño que se ha tornado en pesadilla. Es más: ni siquiera puede vender su “Venture”, puesto que la documentación se halla en poder del juzgado. Entretanto, la moto en lugar de llevarlo a uno u otro lado, acumula polvo en el garaje.